martes, 13 de septiembre de 2011


LLANES

                Llanes, una pequeña población de pescadores y taberneros,  que esta experimentando una floreciente crecida del  comercio, cada día mas mercaderes vienen aquí para establecerse y poder así comerciar con puertos de enorme importancia tales como el de Amberes o el de Londres. Gentes de toda la península vienen a vender sus mercancías y ha comprar todo tipo de productos. Una ciudad, donde la información fluye a un ritmo vertiginoso por el elevado intercambio que existe, de intereses, de productos y de personas.

                La información entre mercaderes no escasea, he de ser cuidadoso, tampoco quiero alertar a nadie de mi presencia o de mis intenciones. No se quien quiso acabar conmigo, ni mucho menos los motivos,  
Mientras tanto me refugio en un hostal de mala muerte, en una zona llena de rameras, no se si podré dormir, parece que va a estar ajetreado esta noche, en un pueblo de pescadores, no les faltaran clientes, ya veremos. Descansaré unos días y me daré una vuelta por el muelle


                …Me dejo caer por las lonjas, el olor del pescado fresco diluye el fuerte aroma ha podrido que emanan las manos y ropajes de recios pescadores, que yo diría, no conocen el agua dulce. Me dirijo a los mercaderes con menos genero, ese pescado lleva ya dos días en la lonja, ese color, ese olor, sin duda no tienen presupuesto para salir cada mañana, es posible que esta gente sepa como ganarse un sobresueldo...           

                Son gente robusta, tosca, sus manos dicen que han estado atando cabos desde los 14 años, además brazos fuertes y peludos, la cabeza que tiene es asombrosa, extraordinariamente grande, capitaneada por una cara desdentada, su cabeza, se apoya sobre un cuello inexistente. El pelo grasiento esta acentuado por el escaso pudor que siente nuestro dependiente a tócaselo después de manipular cajas y cajas de pescado, podrido.

                Entonces me dirige la palabra,
- ¡Eh forastero!  no quiero problemas, si te interesa mi genero, compra, pero si no lárgate, la gente no se acerca y es por ti

                Es fácil desafiar a un mendigo...
-Si nadie se acerca es por que tu pescado apesta, ¿De que cloaca lo has sacado?

                El hombre se envalentona y sale de detrás del puesto, me encara, me doy cuenta de que es mas grande de lo que creí en un principio, pero no me intimida, mas sabe el diablo por viejo

- Escucha amigo, ambos sabemos que usted no vive de la mar, apuesto que no ha subido siquiera en una barcaza. Ese pescado que vende esta podrido, y no tiene variedad, seguro a que no sabe dar un buen corte a esas piezas.

- No estoy aquí para que un sucio y harapiento mendigo me descalifique, y ya he aguantado demasiado

                El empujón que me da es considerable, pero no caigo, me agarro a su solapa, trato de desequilibrarle, lo que no me cuesta mucho y cae con todo su peso, por poco me aplasta, pero logro apartarme, desenvaino mi daga y en un rápido movimiento me planto en su pecho, inmovilizado y conmocionado acerco mi acero a su cuello, un hilo de sangre resbala hacía mi muñeca, en su oreja, le susurro:

- No he venido aquí a hacer amigos, he venido a hacer negocios, y sigo creyendo que eres el mas indicado

- Esta bien forastero esta bien, no quería pasarme de listo, ayúdame a levantarme, he comprobado en mis propias carnes de lo que eres capaz, tienes agallas, nos veremos mañana a primera hora en la taberna del bueno de Aitor, es un lugar seguro para hablar de negocios


                Mientras le doy la mano y le ayudo a incorporarse...